La minería en Chile se encuentra en una importante encrucijada. En un momento de emergencia ambiental y la transición hacia energías sostenibles y renovables es apremiante, la minería juega un papel fundamental. Según un informe del Banco Mundial, se necesitarán más de 3 mil millones de toneladas de minerales y metales para desplegar energía eólica, solar y geotérmica, así como para almacenar energía para la transición energética.
Claudio Ortiz Welsch, gerente general de Cisco Chile, explica que a pesar de la volatilidad y el impacto de la crisis en las inversiones, producciones y exportaciones de minerales, la industria minera chilena está recuperando su fuerza gradualmente.
CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) confirma que la transición de combustibles fósiles a energías limpias requerirá una mayor producción de minerales. Ortiz Welsch señala que a pesar de tener reservas esenciales, Chile ha perdido parte de la producción mundial de litio y cobre. Para mantener su participación de mercado durante la transición, se estima que Chile tendría que invertir un promedio de$36.300 millones en producción de cobre y $7.400 millones en producción de litio para 2030.
Ortiz Welsch destaca que la tecnología será fundamental para el futuro de la minería. Big data, IoT, nube, inteligencia artificial, computación, robots y automatización, entre otras herramientas, serán parte esencial de una minería inteligente. El monitoreo en tiempo real y las alertas proporcionan datos esenciales para una minería segura, inteligente y altamente eficiente.
El gerente general de Cisco Chile también destaca que la minería debe seguir cumpliendo con los estándares sociales y ambientales, y minimizar los conflictos socioambientales.
Según el Consejo Minero, se estima que para 2030, un 90% del suministro eléctrico de la minería provendrá de fuentes renovables. Este período de transición es vital para el futuro de la industria minera, mientras continúa contribuyendo al desarrollo y crecimiento del país.
En resumen, la minería chilena se enfrenta a un período volátil y desafiante, pero también juega un papel clave en una transición mundial hacia la neutralidad del carbono para mejorar la calidad de vida.