Este año marcará un récord de negociaciones colectivas en la gran minería en un contexto de alza del cobre. Éstas serán marcadas además, por la plena vigencia de la reforma laboral
Los 33 procesos agendados para 2018 representan el doble que los del año pasado “aunque no todas ellas involucran una gran cantidad de trabajadores, siendo la de Escondida una de las más importantes», acota el gerente de estudios de la Sociedad Nacional de Minería, Álvaro Merino, en la nota publicada este domingo 18 por El Mercurio.
En el artículo también se destaca que en 2017 los trabajadores de la minera Escondida, protagonizaron la huelga más extensa de la historia reciente en el sector, lo que incluso afectó la economía nacional, contrayendo el Imacec en 1,3% en febrero y teniendo un costo para el país de US$ 800 millones en exportaciones. El proceso no arribó a un acuerdo entre el Sindicato y la empresa, por lo que volverá a producirse a mediados de este año.
El peso del cobre en la negociación
El Mercurio pone de relieve que las negociaciones de años anteriores estuvieron marcadas por la crisis en la industria y por una menor conflictividad laboral.
«La profunda caída del precio (del cobre) después del largo ‘superciclo’, generó un fuerte impacto en los resultados de las compañías mineras y en las expectativas futuras», explica al diario, Juan Carlos Guajardo, director ejecutivo de la consultora PlusMining. El analista agrega que muchos convenios se firmaron cuando la cotización del cobre estaba en baja y por lo mismo se suscribieron por períodos cortos para volver a negociar cuando el precio subiera.
Pero como consigna El Mercurio, el escenario cambió y desde el 25 de julio de 2017, el metal rojo superó los US$ 2,8 por libra -un precio sobre el cual incluso las mineras más ineficientes generan utilidades-, y al cierre de la semana pasada registró una cotización de US$ 3,25 por libra, 16% más que en julio pasado.
Guajardo afirma que «es esperable que ante esta nueva realidad del mercado y las correspondientes mejorías en los resultados de las compañías mineras, regresen mayores expectativas del mundo laboral minero».
«Pero -añade el experto- queda por ver el efecto de la reforma laboral, que aseguró el piso de los beneficios a los trabajadores y, por ende, las negociaciones podrían acotarse a incremento salarial y bonos».
Por otra parte, Joaquín Villarino, presidente ejecutivo del Consejo Minero, espera que «las partes actúen con la altura de miras que exige un sector cuyas relaciones laborales pueden ser un ejemplo a imitar por los demás sectores productivos del país». De este modo, llama a «anticiparse a las negociaciones y preparar un clima de confianza mutua».
El Mercurio pone de relieve que la gran minería es el sector con un mayor promedio de sueldos que el del resto de las actividades en Chile. “Si el ingreso imponible mensual en Chile durante 2017 se sitúa en los $ 741.000, en la minería esa cifra es 74% más alto”, cifra que según las empresas es mucho mayor, porque hay beneficios en salud, educación y vivienda que no son parte del ingreso, además de bonos.
La nota consigna que los mineros de Escondida ganan en promedio $ 3,3 millones al mes y con beneficios logran hasta $4,4 millones, según el convenio colectivo aún vigente.
No obstante lo anterior, Juan Carlos Guajardo hace ver que los sueldos de los trabajadores chilenos de la gran minería «no son muy diferentes de los países mineros desarrollados, en rangos de diferencias de 10% aproximadamente», pero subraya que los mineros chilenos están en déficit respecto de sus pares internacionales en cuanto a productividad.
“Los trabajadores mineros chilenos tienen rendimientos menores en comparación a otros países mineros. En promedio, las operaciones mineras internacionales realizan la misma labor en 37 horas-hombre, menos que el promedio nacional, que es de 67 horas-hombre», sentencia.
Esto se debería a que en Chile hay muchos «tiempos muertos» donde no se utilizan los equipos, pues la productividad de los trabajadores chilenos es similar a la internacional cuando el equipo está operando.
En ese plano, la nota de El Mercurio concluye señalando que “existe un desafío enorme de organización industrial y gestión, así como cultural, para mejorar la productividad minera en Chile, y en ello será necesario un entendimiento común entre trabajadores y empresas, señalan los expertos”.