Hijos míos, por favor siéntense ahí frente a mí, quiero hablarles un momento, y más que hablarles es pedirle perdón mirándolos a los ojos.
Escrito por Víctor Riesco,
Director de Comunicaciones de Fesumin.
La historia de nuestro país ha sido escrita sobre la lucha de nuestro pueblo, pero también sobre los cadáveres de hombres, mujeres y niños, de nuestros trabajadores, y se ha cobrado de su sangre para ser escrita por quienes más de una vez se declararon triunfadores.
Perdón hijos míos, por no haber sido consecuente y venderme al sistema cuando llegamos a un buen pasar, olvidándome de que hay muchos más viviendo no tan bien o mucho peor que nosotros.
Perdónenme por dejar de ser solidario, de preocuparme del otro que la pasa mal o sufre, que hace bingos para salvar de la muerte inexorable a sus hijos, esposas o esposos, padres y madres, parientes, seres queridos y amigos, y que no baja los brazos, como yo los bajé pensando que eso era todo en esta vida, y no escuchar las palabras del cura Hurtado diciendo “no descansen mientras haya un dolor que mitigar”.
Perdónenme también por mi soberbia, por creer que ser primera generación de universidad en mi familia me da una autoridad moral sobre aquellos que nunca pudieron alcanzar la meta o abandonaron el camino del conocimiento, fuente de las herramientas básicas para el crecimiento, pero que mal utilizadas puede ser la fuente del enajenamiento mental y social.
Mis disculpas hijos míos, por tratar de tapar con regalos y dineros la falta del tiempo de calidad que debí pasar con Uds. pensando que teniendo lo que no tuve iban a alcanzar su felicidad, olvidándome que cuando estábamos juntos compartiendo buenos momentos, bastaba y sobraba. Por dedicarle más tiempo al trabajo que a lo único que más quiero y amo.
También pedirles disculpas por no enseñarles las cosas simples y como estas son las bases de una mejor vida, cosas que uds me enseñaron y que no supe ver y valorar.
Mediante uds, pedirles disculpas a mis padres, por dejarlos y abandonarlos, por no estar con ellos más tiempo conversando, acariciándolos y recordando todas aquellas historias mi niñez y juventud, pero principalmente no devolverles el amor y el afecto, la fuerza y la garra de traerme a este mundo y ayudarme en los primeros pasos antes de mi independencia. Hoy los veo viejitos y cansados pero contentos, pero más contentos están cuando Uds., por iniciativa propia los van a visitar y hacen todo lo que yo no he hecho.
Perdón por dejar de soñar con un mejor país para uds. para mis iguales, o sea todos, y para mis viejos; no es justo que uds salgan a la calle a enfrentar a la policía militarizada que desde siempre ha reprimido por orden de los gobernantes de turno no importando su color político. No es justo que uds peleen las peleas de los adultos que deben ser los responsables de darles las herramientas y los espacios para su crecimiento y desarrollo.
Eso hijos míos, hoy es 18 de octubre de 2019, vayan a clases, pero no se metan en cosas, porque parece que hay problemas en el metro… y por favor no se salten los torniquetes, nada se saca con ello.
El resto de la historia es conocida…